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Foto del escritorRicardo Zambrano

¿Sacrificio?

“Muchas veces ignoramos que para crecer tenemos necesidad de pan duro; es decir, necesitamos cruces, pruebas, contradicciones. Igual que el cuerpo necesita de alimentarse, así el alma necesita día tras día de la cruz, para purificarse y separarse de las criaturas". - Padre Pío


"¡Creo que ya me toca empezar la dieta o sufriré consecuencias!".

¿Cuántas veces no hemos repetido estas palabras en nuestra mente después de un fuerte dolor de estómago, cansancio al caminar, fatiga excesiva o simplemente....mirarnos en un espejo?


Y entonces, con decisión y una supuesta voluntad inquebrantable, iniciamos con el largo camino de la dieta.


- Pasa el primer día y nos sentimos dueños del mundo por haberlo conseguido.


- Pasa el segundo día y empezamos a dudar de nosotros mismos...


- Pasa el tercer día y se nos cruza un delicioso pastel de chocolate en el camino. El gran culpable de nuestra caída.


- Y perdemos. Habrá que volver a comenzar. Cuando recuperemos fuerzas claro... jajaja


¡Quién dijo que sería fácil!


Pero... ¿qué pasaría si decides persistir?


No importa si las primeras dos semanas son demasiado difíciles. Llega un punto donde empiezas a formar el hábito y cada vez te acostumbras más a la buena alimentación. Y por supuesto que al empezar a notar los cambios en tu físico, la motivación y la voluntad aumentan considerablemente.


¡Ya estás consciente de que funciona! ¡Ya nada te podrá detener!


Ahora imagina que te estas preparando para una entrevista del trabajo de tus sueños. Sin embargo hay otros veinte candidatos para el mismo puesto.


¿No va a ser fácil ganarles o si? Vas a tener que sobresalir del resto de alguna forma.


Tendrás que estudiar y practicar muchísimo para demostrar que tienes lo que se necesita para el puesto. Vas a requerir de un gran sacrificio, pero si obtienes el puesto...


¡Todo habrá valido la pena!


Y podría darte miles de ejemplos más de está índole. Pero el punto al que quiero llegar es el siguiente:


¡Todo lo que vale de verdad la pena tener, conlleva su buena dosis de sacrificio!


En fin, todas estas recompensas de las que te hablo son momentáneas. Te harán feliz por un tiempo, te sentirás capaz, reforzarán tu autoestima, te darán un poco de estabilidad económica y emocional y te ayudarán a tu crecimiento personal. Sin embargo no te garantizan la plenitud ni la felicidad duradera.


Ahora bien, piensa en lo siguiente...


¿Que tan insignificantes son todas estas recompensas comparadas con lo que DIOS TE ofrece por un distinto tipo de sacrificio?


Se trata de un sacrificio interior, de obedecerlo, confiar totalmente en ÉL...


¡Absolutamente nada en este mundo se compara con esas recompensas que conciernen a nuestro espíritu!


Y todo lo que Dios te pide, es que cumplas con su ley, sus mandamientos. Depositando tu confianza en Él y no en los hombres. Haciendo SU voluntad, y no la tuya. Aspirando a lo eterno y no a lo pasajero.


Pero, ¿podemos confiar realmente en Dios? ¿Que tal si todo el esfuerzo resulta ser en vano?


Pues para empezar....no lo podrás saber hasta que lo intentes.


Recuerda que eres libre de decidir, nadie te va a forzar, ni siquiera Dios. El primer paso es siempre el más difícil e importante, es un salto de FE, puesto que estarás poniendo toda tu confianza en lo desconocido.


Sin embargo, si lo piensas, ¡toda nuestra vida se rige por meros actos de FE! Puesto que desconocemos el futuro.


Te pones a dieta teniendo fe de que adelgazarás, estudias y trabajas duro teniendo fe que obtendrás el trabajo de tus sueños....


Todo el tiempo estamos confiando ciegamente en las cosas, las personas o en nosotros mismos, y muchas veces terminamos decepcionándonos. Sin embargo, cuando se trata de confiar en Dios... ¡Pareciera ser el trabajo más difícil del mundo!


¿Y por qué es tan difícil? ¿Realmente vale la pena?


Supongo que para explicar eso, voy a sacar mi as bajo la manga. Me voy a apoyar en SU PALABRA.


Vamos a remontarnos a una época muy antigua...


No necesitas haber leído la Biblia para conocer el relato del sacrificio de Isaac. Y si no has escuchado de el, te lo voy a resumir.


En el Antiguo Testamento, Dios le habla a Abraham para ponerlo a prueba. Pero no se trataba de cualquier tipo de prueba. Esta vez, Dios le pide a Abraham que sacrifique a su hijo amado, Isaac.


Abraham, lleno de miedo y confusión, y con el corazón destrozado, decide obedecer. Lleva a Isaac a un monte sin decirle nada.


Al llegar a la cima de dicho monte, Abraham ata a su hijo sobre un altar y levanta su cuchillo para sacrificarlo.


Justo en ese momento, un Ángel le habló y le dijo que se detuviera, que no matara a Isaac.



¡Eso estuvo cerca!


Sinceramente si analizamos este pasaje por primera vez, podría parecer un tanto oscuro e inclusive dar una mala imagen de Dios y de lo que nos pide.


Sin embargo... ¡es todo lo contrario!


Si lo vemos desde un punto de vista alegórico, hay un mensaje extremadamente profundo que Dios nos quiere transmitir.


En este pasaje claramente Dios, en su sabiduría infinita. nos esta comunicando dos cosas cruciales y el orden en las que se deben ejecutar.


  1. La primera es la de la importancia de vivir con una actitud de plena confianza en Él y su Divina providencia. Abraham pasó esta prueba cuando se le pidió deshacerse de lo que más amaba en la vida, su propio hijo Isaac. Haciendo el más grande sacrificio de todos. Su confianza en Dios fue mayor que cualquier cosa terrenal.

  2. Inmediatamente surge la segunda lección. Dios NO PERMITE que Abraham maté a su hijo. Lo cuál nos deja claro algo: ¡Dios no quiere la muerte, ni lo malo, lo aborrece! Termina por bendecir aún mas a Abraham y su descendencia.


Y esto nos deja un mensaje reconfortante y de esperanza:


Si ponemos toda nuestra confianza en Dios, los resultados jamás serán de maldición o de muerte, si no de Bendición y VIDA ... y en abundancia.


Lo mejor de confiar en Dios es: ¡que las recompensas se empiezan a experimentar en esta vida! Solo con Él obtendrás paz, gozo, esperanza, entendimiento, bendición y muchos dones más. Por eso es importante iniciar ese salto de FE, y te garantizo que conforme vayas viendo los resultados, tu FE se acrecentará, y con ello tu motivación para persistir hasta el último de tus días.


Y ahora te pregunto: ¿que tanto estás dispuesto a sacrificar por Dios? ¿Qué tanto estás dispuesto a confiar en Él? Ya bien sabes que esa confianza nunca te llevará a perecer ya que el único tormento y sufrimiento real... se encuentra estando lejos del Rey Celestial.




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