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Piensa antes de hablar

Actualizado: 26 sept 2022

"El hombre es el único que bebe sin tener sed, come sin tener hambre y habla sin tener nada que decir" - John Steinbeck




Seamos sinceros, todos siempre queremos tener la razón. Nos da miedo equivocarnos y mucho más que nuestro error quede en evidencia.


Tememos errar porque en el fondo sabemos que si nuestras ideas son falsas, ¡nuestra propia vida está en juego! Por ende nos aferramos a ellas con uñas y dientes.

Porque al final nuestra vida se rige por nuestras ideas, son parte de la "identidad" que hemos adoptado.


Todo comienza en la mente:


  • Cuida tus pensamientos, porque se transforman en palabras.

  • Cuida tus palabras, porque se transforman en acciones.

  • Cuida tus acciones, porque se transforman en hábitos.

  • Cuida tus hábitos, porque moldean tu carácter.

  • Y finalmente cuida tu carácter, porque de él dependerá tu destino.


Por lo tanto, si nuestras ideas son erróneas, podríamos estar rigiendo nuestra vida basándonos en una guía equivocada. Esto podría ser devastador, ya que estaría afectando directamente nuestro desarrollo, nuestra toma de decisiones y nuestra felicidad.

Sabemos que existen percepciones e ideologías muy peligrosas. Pero aún más peligroso, es querer imponerlas a los demás.


¿Cuántas veces hemos querido imponer nuestras ideas a los demás?


¿Cuántas veces aconsejamos a otros afirmando cuál debería ser el siguiente paso que deben de dar?


Todo esto quizás con buena intención, porque de alguna forma sentimos que nos funcionó a nosotros. O quizás sea una manera subconsciente de auto justificar nuestras propias decisiones en la vida. Reforzándonos la idea de que fueron las correctas.


Pero debemos recordar algo muy importante antes de aconsejar:


Cada vida es un mundo distinto, cada mente es completamente diferente.


Si muchas veces no nos entendemos ni a nosotros mismos, ¿cómo pretendemos entender a los demás como para saber que deben hacer con sus vidas?


Y a eso agrégale el hecho de que la cultura y las personalidades también varían.



Pero entonces, si no debemos decirles qué hacer, ¿como podríamos ayudarlos u orientarlos?


Sencillo, la respuesta esta en el trato. Trátalos con paciencia, amor, reconocimiento y comprensión.


Si has recibido la gracia de ir conociendo el camino del bien, la Verdad y la vida. entonces: ¡comienza a vivirlo! y deja que tus acciones hablen por ti.


De esta manera ellos podrán observarte, y ya decidirán por si mismos si quieren acercarse a la fuente de gracia y sabiduría infinita.


Es entonces donde el mismo Dios se encargará de guiarlos en base al tamaño del "SI" personal, puesto que Dios respeta la libertad de cada quién.


ÉL SI puede guiarlos, pues conoce perfectamente sus mentes, su ser, su estado actual. Sabe como dirigirlos y cuál debe ser su siguiente paso.


¿O acaso desconfías del poder de Dios para guiar a sus hijos?


...


Es soberbio pensar que Dios tal cual nos necesita. Dios QUIERE necesitarnos porque sabe que en la ayuda al prójimo estamos colaborando con nuestro propio crecimiento. Y al evangelizar, también nos estamos evangelizando a nosotros mismos. ¡Vaya plan perfecto de salvación!


Dios es como el Padre que lleva a su hijo pequeño al super mercado y lo deja escoger las cosas y ponerlas en el carrito de compras. No lo hace porque lo necesite como tal, si no porque sabe que el niño esta aprendiendo en el proceso.


Cuánto estes dispuesto a dar es algo personal, y donde puedas servir mejor es algo que solo Dios conoce. Por ende es peligroso decirle a la gente donde crees que debería estar, porque podrías llenarla de dudas e inclusive alejarla del plan que Dios tiene para él o ella.


Entonces antes que dar un consejo desde tu limitada percepción, valora y trata a la persona con amor en todo momento.


"No le hables a la gente de Dios, más bien vive de tal manera que te pregunten ellos mismos".


Y si se da el tema, háblales de tu experiencia y de cómo Dios ha transformado tu vida, más no intentes juzgar su camino terrenal ni decirle que hacer y que no. ¡Aconseja solo cuando te lo pidan!


Si realmente estimas y ves potencial en la persona, aprovecha reconocer sus talentos, virtudes y las bondades en su personalidad que quizás él no pueda distinguir. Resaltarle sus fortalezas le generará más confianza y seguridad en sí mismo, lo cuál definitivamente le hará mucho bien y ayudará a tomar mejores decisiones.


Hazlos pensar por si mismos, dudar, reflexionar. Más no pretendas darles las respuestas,


¡No le quites la chamba a Dios!


Pues también en la búsqueda personal esta el crecimiento, el entendimiento y la libertad de entregar. Solo en esa búsqueda se descubre qué es amar.


¡El camino es sumamente importante! Es parte de la historia de cada quien. Enfócate en tu historia, ¡no busques escribir la de los demás!


Inspira a la gente para que despierte y siga su camino, ¡no para que sigan el tuyo!


Dios pone deseos y anhelos en lo más profundo de cada corazón que nosotros desconocemos. Dios otorgó talentos, dones y gracias a cada quien desde el momento que los pensó antes de la concepción, y les va regalando más en el camino de vida, de acuerdo al acercamiento y la FE del individuo.


Recuerda que no somos más que ovejas, y que debemos señalarle a los demás al Pastor, y será el Pastor quien se encargará de guiarlas, NO nosotros.


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